sábado, 9 de enero de 2016

Madrugar los fines de semana

Madrugar los fines de semana

Llevo ya un rato despierto, decido levantarme, son las 7 y 10 de la mañana y es sábado.
Para personas lentas, como yo, el ganarle alguna hora al día, a la vigilia tiene su encanto, nos pone en programa "útil". A mí incluso me hace sentirme productivo y, a veces, llega a serlo realmente.
La primera tarea del día, la alimentación, el desayuno.
Un desayuno slow, completamente slow, sin que falte de nada y recreándome en el acto de la nutrición en su totalidad.
Me gusta hacerlo en la cocina, en la barra y con mi IPad y un cargador al lado, mientras desayuno empieza mi contacto con la realidad, con el mundo( el mundo desde mi cocina) .
El ponerse al día de lo acontecido en el mundo me pilla en una disposición parecida a la que debe de tener un astronauta cuando contempla la tierra desde la estación espacial. Desde esta disposición compruebo y recompruebo que he llegado a este momento de mi vida en el estado físico y mental  que me encuentro no gracias a lo que la sociedad ha puesto a mi disposición en medios y oportunidades, sino "a pesar de ello".
Dar por terminado el desayuno y pasar a la fase siguiente se me hace difícil, es la primera puesta a prueba de mi voluntad soberana. Suelo retrasarme, ya que tengo tiempo a mi favor, pero aquí pierdo parte de la ventaja, mucha ventaja.
La ducha tiene un mínimo de 10 minutos de duración en los que hay una verdadera comunión con el  elemento, y en ella sobreviene la primera y más importante meditación/reflexión del día.
El tiempo total empleado desde levantarme a salir de casa con la actividad ya incorporada es variable, largo, pero variable. La forma empleada por mí para participar de manera comprometida con el movimiento Slow tal vez no sea un buen referente, ni pretende serlo.
Simplemente me identifica como un seguidor( por libre) del movimiento y aunque en el título de esta crónica hablo de fin de semana, como todo va despacio y lleva su tiempo, hablaré de ello más adelante ( es la condición de slow)

jueves, 7 de enero de 2016

El silencio....Silencio.... Me desperté, de madrugada , en silencio. Eran cerca de las 05h. En silencio me levanté,con mucho cuidado para no despertarla. Me dirigí hacia mi cuarto de "trabajo", también en silencio. Preparé el IPad para escribir y, en silencio, me senté frente a la pantalla en blanco del procesador de textos. Me quedé, mirando a la nada, inmóvil, ausente, sentí mi cabeza vacía, en paz, sin altibajos, sin preocupaciones, sin temores. También es cierto que no conecté con ilusiones, con alegrías, con sentimientos que podríamos considerar "positivos". Simplemente vacío, un vacío en paz, tremendamente relajante. Y sentí la necesidad de gozar con ese silencio, y lo hice. Así permanecí durante casi una hora, en la nada, en el silencio, de pronto un bostezo surgió, entendí el mensaje de mi cuerpo y en permanente silencio volví a la cama y dormí plácidamente durante unas dos horas más. Ahora, escribo esta ¿crónica? desde otra disposición, pero recordando mi vivencia tan positiva con el SILENCIO

Silencio....
Me desperté, de madrugada , en silencio. Eran cerca de las 05h.
En silencio me levanté,con mucho cuidado para no despertarla.
Me dirigí hacia mi cuarto de "trabajo", también en silencio.
Preparé el IPad para escribir y, en silencio, me senté frente a la pantalla en blanco del procesador de textos.
 Me quedé, mirando a la nada, inmóvil, ausente, sentí mi cabeza vacía, en paz, sin altibajos, sin preocupaciones, sin temores.
También es cierto que no conecté con ilusiones, con alegrías, con sentimientos que podríamos considerar "positivos".
Simplemente vacío, un vacío en paz, tremendamente relajante.
Y sentí la necesidad de gozar con ese silencio, y lo hice.
Así permanecí durante casi una hora, en la nada, en el silencio, de pronto un bostezo surgió, entendí el mensaje de mi cuerpo y en permanente silencio volví a la cama y dormí plácidamente durante unas dos horas más.
Ahora, escribo esta ¿crónica?  desde otra disposición, pero recordando mi vivencia tan positiva con el SILENCIO

lunes, 4 de enero de 2016

Las crónicas del Pez

Las crónicas del Pez

La situación es bastante fácil de comprender:
Estoy en Madrid, con la familia que me ha adoptado ( familia de mi mujer).Es el último día del año, 31 de diciembre.son las 17.30h de la tarde.
Cuando se viaja en familia o grupo más o menos grande uno debe sufrir adaptaciones constantes y una capacidad de flexibilidad por encima de la media.
Llevamos 4 días de estancia y yo creo haber desplegado las dotes necesarias para "cumplir",. Incluso creo haberme superado en mi actitud.
He tenido un agradable encuentro con mi amiga de FB , gran profesional y colega ISABEL Salama.
Sinceramente considero que esa charla tan animada que hemos tenido servirá para estrechar más nuestra amistad. Yo me muevo mejor en las distancias cortas, con un café delante.

En estos 4 días he conseguido parcialmente aislarme y protegerme de élo que me recuerda al pasado, al mal humor, a la tristeza , al dolor. Gran parte del mérito es de Carmen, una verdadera "luchadora" de la vida, que , entre otras muchas cosas me ha recomendado venirme a algún sitio a tomarme un café yo solo y escribir mi crónica madrileña.
Mis pies, de manera automática han hecho un escaneo de años y se han mostrado partidarios de rememorar viejas glorias en mi sentir , sin dudarlo cuidado me han empujado hacia calle San Bernardo y calle del Pez.
Aquí, en este café lleno de gente joven que me recuerdan a mí mismo hace muchos años, tengo que escribir sobre la nostalgia; me he puesto a ello pero sólo me ha salido este pequeño escrito que no refleja nada, cuál vidrio opaco , que de tanta suciedad a to pegada a él no consigue dejar ver lo que realmente habita el interior.
No obstante, cuanto más tiempo pasa y más mayor me voy haciendo, vigilo con sumo cuidado que el cristal permanezca limpio y deje reflejar y transparentar.
Además, me va animando el descubrir entre la gente joven que muchos llevan un rollo parecido al de mi época, al de mi grupo de referencia
Por tanto, puedo decir que :desde la nostalgia , pero también desde la actualidad me animo a escribir esta crónica de la calle del Pez, esperando que mi ánimo levante y deseando a tod@s un feliz 2016